miércoles, 16 de julio de 2014

La más silvestre aspiración.

Si pudiéramos despeinar nuestras plumas
y ser pacíficamente fieles a esta maraña de ruidos…

Si pudiéramos evolucionar sin las alas represoras
de lo fugaz y degradable…

Si pudiéramos desvelar nuestros armarios repletos de emoción,
nuestros atuendos camaleónicos y desgastados….

Si pudiéramos fustigar los cánones de un ritual llamado interacción,
de sus tentáculos repletos de remaches, obesos de frustración…

Si tal vez pudiéramos atravesar
la desnudez boreal del pensamiento…
Entonces, sólo entonces, sólo entonces,
                                   sólo

                                               entonces….

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