Si pudiéramos despeinar
nuestras plumas
y ser pacíficamente
fieles a esta maraña de ruidos…
Si pudiéramos
evolucionar sin las alas represoras
de lo fugaz y
degradable…
Si pudiéramos desvelar
nuestros armarios repletos de emoción,
nuestros atuendos
camaleónicos y desgastados….
Si pudiéramos fustigar
los cánones de un ritual llamado interacción,
de sus tentáculos
repletos de remaches, obesos de frustración…
Si tal vez pudiéramos
atravesar
la desnudez boreal del
pensamiento…
Entonces, sólo
entonces, sólo entonces,
sólo
entonces….
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