lunes, 21 de julio de 2014

Un peu de musique

En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
- Schopenhauer.



miércoles, 16 de julio de 2014

La más silvestre aspiración.

Si pudiéramos despeinar nuestras plumas
y ser pacíficamente fieles a esta maraña de ruidos…

Si pudiéramos evolucionar sin las alas represoras
de lo fugaz y degradable…

Si pudiéramos desvelar nuestros armarios repletos de emoción,
nuestros atuendos camaleónicos y desgastados….

Si pudiéramos fustigar los cánones de un ritual llamado interacción,
de sus tentáculos repletos de remaches, obesos de frustración…

Si tal vez pudiéramos atravesar
la desnudez boreal del pensamiento…
Entonces, sólo entonces, sólo entonces,
                                   sólo

                                               entonces….

lunes, 14 de julio de 2014

Al creernos desamparados en una bifurcación, cuando no averiguamos cuáles son nuestras intenciones, y la verdad se muestra diluida, escurriéndose entre los dientes al masticar, y la sinceridad no es una válida opción porque desconocemos a qué convicción asirnos, sólo cabe repasar los sucesos, dominarlos en cierto grado, sorber de nuevo las certezas - verdades de nuestro entendimiento -  y sajar el pecho, con ligereza y dignidad, para extraer toda migaja de indecisión. El último, radical e irrevocable sentido de la vida es decidir, y resulta imposible no hacerlo. Nuestra libertad, órgano de amplitudes esclavizado por su esencia, engloba el abanico, los valores y la consideración que influyen en el instante de elegir, e incluso esto último se nos antoja cuestionable. 

Pero a saber: 
quien se adentra en un laberinto voluntariamente, perteneciente a sí mismo,  porta la llave de su cerradura.
 

lunes, 7 de julio de 2014

Constrúyeme.

(Sinceramente, dudo que ya nos hayan presentado).
No te sorprendas, en verdad la cobardía,
gruñendo igual que un cachorro indócil,
me maquilla imbécilmente
bajo los sellos de falsos pasaportes,
me tritura como caníbal p-a-u-s-a-d-a-m-e-n-t-e,
hasta devolver un millón de espejos rajados,
un manantial reflejando lo que supongo ser
y esos condimentos que me acompañan,
pero jamás – no, nunca, no -,
el trapo anciano e inservible
que tras bamboleos de meses absorbí. 
Si fuera, por gracia genética y providencia,
un maniquí valiente, diáfano u honrado,
como los niñitos que hurtan estrellas
al barón empalado de la complejidad
- yo que apenas me atrevo a encenderlas-,
forjaría un prisma para mostrar estos rostros camuflados,
aunque así disparara contra mí torpemente,  
aunque ciego descubriera milicias de pecados
y así desgarrara el espejismo que me envuelve;
pero, ¿CÓMO?
Ni tan siquiera discierno entre carnes y disfraces;
me debato despechado en junglas de ojos falsos,
de sospechas de plástico y  mil rutas cambiantes.

(Efectivamente dudo que ya nos hayan presentado).
En verdad, ni siquiera sé cómo llamarme:
no palpitan nombres para lo etéreo de una actuación,
no reluce ninguna denominación, ni acentos ni matices,
el ego no brota más que de una paradójica y llamativa ficción;
así que por favor,
sencilla, tiernamente, 
constrúyeme de nuevo.


"Sé que existo porque tú me imaginas"
- Ángel González.