lunes, 30 de junio de 2014

Revólver en la sien.

Les apuntan con un revólver en la sien
Rostros de lechuza y sus gimoteos en la noche,
En la serena, impasible, pálida tiniebla.
Les amordazan con cables de radio y televisión,
Con alambre de espino, filamentos capilares,
Ninguna evasión posible.
De sus ojos convertidos en cubitos de hielo,
De sus ombligos poco higiénicos y la tensión que les protege,
Miles de sedosas ideas, brotando parpadeos de juicios,
Concepciones envueltas por un lienzo alborotado.
Brotando súplicas y llantos al afrontar su temprano desemboque.
Un disparo, dos.
Rostros de búhos donde el ámbar opaco, negruzco manjar,
La espesa emanación de tinte rojizo choca con el aire.
Les empujan, ahora espantajos sin retención de esencia,
A una cinta mecánica de runas hindúes, de ciclos vitales,
Una banda que les transporta con un silbido constante,
Escatimando en delicadeza,
A su simbiosis con el sumidero. 

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