Regresaste
y abolí mi suprema perspectiva
La prohibí
Junto a ti se desvanecieron esos tumores de creencias innecesarias,
de
iluminaciones alentadoras y descompuestas
Dime cuánto te quedarás
Nuestras
líneas paralelas se hieren grotescamente,
se hallaron enclenques y
mortales una a la otra.
Trata de entender aunque lo
comprendas,
aunque
asimiles cualquier movimiento del amanecer.
Y
regresaste y…
¡Ya basta! Cesa en tu repetición de farsas ajenas
¡Ya basta! Cesa en tu repetición de farsas ajenas
¿No
aprecias el fluir de los primeros días?
Cuántas
orejas de bebé albergas en tus cajones
El
néctar de libélulas que brota del corazón exaltando la honestidad
Y de ello careces
La
culpa asesinó a sus progenitores por vergüenza ajena
Pues
siempre es ajena a uno mismo
Regresaste
y me conmocioné
Hay un cúmulo de huesos frente al acantilado
Los crepúsculos se ciernen
insuflando sombras sobre él
Desde
ese lugar sollocé intensamente
No preveía tu retorno, habías huido
Y esa marcha fue despedida de cuervos y halcones.
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